Cada vez que me visto cuido al detalle mi ropa interior, la conjugo.
Manías de abuela por si pasara algo malo, absurdo porque en esos casos lo que menos le preocupa a uno es el interior. Es cuando pasa algo bueno cuando hay que cuidar lo interno.
Cuando vuelvo a casa con solo el exterior trabajado, me desvisto y contemplo en conjunto mi interior frente al espejo, sin nadie más que lo haya visto esta noche...
Es entonces cuando mi imaginario sale al rescate y me surge un asesino de mujeres que solo mataría a las que llevaran ropa interior cuidada, como remedio de abuela la asesinada estaría preparada para lo peor, predispuesta a esos porsiacasos.
La absolución estaría en un interior con agüjeros.
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